Como
venezolano nunca he tenido la oportunidad de disfrutar grandes momentos con la
selección vinotinto en lo que a fútbol se refiere, siendo uno de nuestros
mayores hitos el cuarto lugar alcanzado en la Copa América 2011 que se disputó
en Argentina, precisamente.
En
Venezuela nos hemos acostumbrado a alentar a otros países en torneos de alta
envergadura en la que nuestros representantes no han llegado a competir,
creciendo en nosotros un afecto por otras selecciones que siempre son
protagonistas en los torneos internacionales.
Mi
afición por la selección de Argentina nació desde que comencé a tener gusto por
el balompié, como desde 2005, en ese tiempo comenzaba a seguir, junto a mi
padrastro quien me inyecto la pasión futbolera, a un tal Lionel Messi que comenzaba
a sobresalir en el fútbol español.
Llegado
el Mundial Alemania 2006, todo el mundo del deporte centraba su atención en el
torneo de fútbol más importante y en mi hogar no era la excepción.
En
mi casa nos dividimos para ver quien apoyaba a cada selección para esa cita
mundialista. Mi hermano con un poco más de uso de razón eligió a Brasil quienes
venían de coronarse campeones de la pasada copa Corea-Japón 2002. Yo siguiendo
los pasos de mi padrastro elegí a Argentina por su historia y los grandes
jugadores que tenía para ese momento.
Recuerdo
aquella selección plagada de grandes estrellas como “El Pato” Abbondanzieri,
Cambiasso, Heinze, Saviola y mi mayor ídolo Hernán Crespo.
Para
ese torneo no hubo grandes frutos para la albiceleste pero en mí ya se había
creado una afición hacia una selección que no me representaba en nada, pero que
comenzaba a gustarme porque a pesar de no conseguir distinciones en los últimos
años siempre era una de las contendientes a los títulos.
Para
2007 Venezuela tiene la oportunidad de albergar la Copa América y casualmente a
Argentina le tocaba disputar sus partidos en mi estado, en el Metropolitano de
Cabudare, aunque no tuve la oportunidad de asistir a un partido de dicho torneo
logré disfrutar del entrenamiento de la albiceleste en el Estadio Farid Richa donde
las pocas imágenes que recuerdo es de Crespo con la rodilla vendada ya que se
había lesionado y de Tévez cortejando con unas muchachas.
Para
los siguientes torneos ya era fanático de Argentina, al igual que del Barcelona
de España y siempre se ha mantenido en mí ese gusto por estos equipos aunque
ahora más centrado en el razonamiento, esto me ha ayudado a no dejarme cegar
por el fanatismo cuando toca criticar o cuando se debe ponderar la actuación de
los rivales.
Quiero
que Argentina gane el Mundial Rusia 2018 no tanto por su historia, el país, los
dirigentes o el equipo, sino porque hay un jugador que he admirado toda mi vida
y creo que se merece una distinción de este tipo, Lionel Andrés Messi, porque a
los grandes a veces el fútbol le debe algo más que solo dinero, placer,
entretenimiento o buen físico, les debe algo que se llama reconocimiento o
devolución por la magia entregada en los terrenos de juego.